lunes, 5 de enero de 2009

CAPITULO LII

Don Quijote y el cabrero se atizan estando todos con regocijo y comida. Suena una triste trompeta que detiene la pelea entre Don Quijote y el cabrero.

El cabrero pone en duda el estado mental de Don Quijote, lo que conlleva a una encarnizada pelea de la cual los dos salen maltrechos. La pelea termina al triste son de una trompeta, que no es otra cosa que una procesión de encapuchados, y cree que llevan una dama presa.
El hidalgo caballero emprende combate con uno de los portadores de la imagen de la virgen, que tumba a Don Quijote de un solo golpe.
El cura de nuestra historia encuentra a un cura conocido dentro de la procesión y le da explicaciones del estado del caballero.
Todos creen que Don Quijote está muerto, pero despierta entre sollozos de Sancho Panza, que le convence de volver al hogar a reponer fuerzas para próximas aventuras.
Don Quijote vuelve a su pueblo en un carro y acaba en su lecho reponiendo fuerzas.

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