martes, 6 de enero de 2009

CAPITULO XXXIV

Anselmo se encuentra fuera de su casa, se quedan en ella su amigo Lotario y Camila. Camila escribe una carta a Anselmo en la que expresa su sospecha de que Lotario la intenta conquistar, y para evitarlo le ruega que vuelva lo antes posible.
Hasta el regreso de su querido marido intenta resistirse a los halagos de Lotario, pero él sigue intentando enamorar a la bella Camila y puso tanta insistencia que lo consigue.
Ambos se enamoran, Lotario no quiso decirle a Camila la pretención de Anselmo.
Anselmo vuelve y su amigo Lotario le dice que tiene una mujer digna de ejemplo y corona. El desconfiado marido queda contento pero insiste que Lotario siga su cortejo como curiosidad.
Anselmo que pide el porqué de aquella carta y ella le cuenta que tan sólo han sido imaginaciones suyas, pero que ahora ya estaba desengañada. Su marido le asegura que Lotario nunca lo traicionaría.
Camila le rogó a Leonela, la sirvienta, que no contara nada. Como que Camila queda atrapa ante las palabras de su criada tiene que aceptar a dejar dormir a su novio en su propia casa.
Lotario ve salir al novio de la criada y cree que de la misma manera que había sido fácil seducirla, ella se encontraba con otro hombre. Él le cuenta que su mujer está con otro hombre y crean un plan para desenmascararla. Más tarde Camila le explica a Lotario que tiene una pena muy grande en el corazón, que le aprieta, que parece que quiere reventar en el pecho.
Lotario no se cree las palabras de ella pero finalmente se cree su sinceridad, le confiesa que han creado una plan los dos amigos.
Camila, enfurecida con Lotario por desconfiar de su amor, prepara un plan junto a Lotario y Leonela para que Anselmo, el hombre más sabrosamente engañado que pudo haber en el mundo, se convenza de su honestidad.

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