El ventero alerta que se acerca a la venta una hermosa tropa de huéspedes. En ella se encuentra una mujer en un sillón. Al llegar, la sientan en una silla. No muestra su rostro y tampoco respondía a las cuestiones del cura y Dorotea.
Sobresaltada, empezó a gritar, le cayó el tafetón y descubrió una hermosa incomparable y un rostro milagroso.
Don Fernando se abraza a Luscinda cuando ella, recogida por el barbero, se desmaya. Acude el cura a echarle agua en la cara. Don Fernando queda muerto al ver a Dorotea.
Luscinda, Cardemio, don Francisco y Dorotea se quedan mudos, casi sin saber lo que les ha pasado.
Dorotea se arrodilla a los pies de don Fernando derramando lágrimas, diciéndole que él le pertenece y que Luscinda es de Cardemio. Dorotea le pide que le ame como ella lo hace, porque ha dado toda su voluntad por él.
Luscinda escuchaba a Dorotea con sentimiento pero no se soltaba en ningún momento de don Francisco.
Al cabo de un buen rato, el caballero se dirije a la humilde labradora, mientras suelta a su amada de sus brazos. Don Fernando acepta a Dorotea en sus brazos y le da a Cardemio Luscinda.
Don Francisco le cuenta a Dorotea que Cardemio la quiso matar. Ella sale de casa de sus padres en secreto para refugiarse en un monasterio toda la vida.
Hace 15 años
¡Qué complicados son los amores!
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