martes, 6 de enero de 2009

CAPITULO XXXII

Los protagonistas llegan a la venta donde les reciben con alegría. La ventera y el barbero arreglan cuentas, Don Quijote se acuesta porque estaba muy quebrantado y falto de juicio. Los demás comen, menos Sancho, durante la sobremesa hablan sobre la extraña locura de Don Quijote. También hablan sobre los libros de caballerías.
El ventero y su familia opinan que estos libros son buenos ya que se leen en voz alta cuando hay tiempo de siega, cada uno encuentra mayor placer en cosas distintas. El cura les recrimina esa pasión por dichos libros. Sancho oye decir al cura: con lo único que está de acuerdo es que estos tiempos no son de caballeros andantes, esto le produce preocupación y dudas sobre el éxito de sus viajes con su señor Quijote.
El cura ve una obra de ocho pliegues escritos a mano con un título que decía así: “Novela del curioso impertinente”. Cardemio le rogó al cura que la leyese de modo que todos la oyesen.

1 comentario:

  1. Nosotros leemos cómo unos personajes leen... Lectura de la lectura, proyección infinita que demuestra el poder mágico de la literatura

    ResponderEliminar