martes, 6 de enero de 2009

CAPITULO XXXV

Sancho Panza sale del cuarto donde dormía Don Quijote para pedir ayuda, debido a la curtida batalla emprendida por el caballero con un gigante, y cuando entran dentro, descubre que la sangre que había esparcida por todas partes era vino, y la cabeza del gigante era un cuero cortado.
Don Quijote con la vestimenta de dormir, lucha contra el gigante con los ojos cerrados, está soñando.
Al ver tal desastre, el ventero arremete a puños contra el caballero pero el cura y Cardemio los separan. Vierten un cubo de agua fría del pozo para despertar a Don Quijote, que a pesar de los puños seguía dormido. Sancho asegura haber visto cortar la cabeza del gigante con sus propios ojos, pero el ventero asegura que le pagarán los destrozos.
Dorotea y Sancho Panza se consuelan, y tranquilizados todos, el cura reemprende la lectura.
Acuestan de nuevo a Don Quijote.

Anselmo oye ruidos en el aposento de Leonela, y al entrar ve a un hombre saltando por la ventana. Leonela le dice que es su esposo secreto. Ella le promete decirle cosas de gran interés para Anselmo ya que él no se cree los hechos.
Anselmo se encuentra a Camila. Está preocupada porque Leonela puede desvelar su secreto. Huye a casa de Lotario la misma noche con todas las joyas.
Lotario llevo a Camila a un monasterio y él se ausenta en la ciudad.
Anselmo al despertar, descubre que no está Leonela, que ha escapado por la ventana, no Camila, que a dejado los cofres abiertos. Va a buscar a su amigo Lotario, y descubre que tampoco está. Al volver a su casa, han desaparecido todos los criados. Cierra la casa para irse a casa de un amigo y, al hacer una parada de descanso por la noche, un hombre a caballo le cuenta que por la ciudad se cuenta la hazaña de Lotario. Al llegar a casa del amigo escribe en la cama dónde acaba falleciendo, dejando a medias una carta para Camila.

El cura concluye diciendo que no ve del todo verídica tanta estupidez por parte de Anselmo.

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